Las Futbolistas

El pintor y poeta duranguense Ángel Zárraga Argüelles estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes junto a los artistas Diego Rivera y Saturnino Herrán. Formó parte del Ateneo de la juventud fundado el 28 de octubre de 1909. El autor de Las futbolistases uno de los primeros artistas interesado en el fútbol femenino. Durante las primeras décadas del siglo veinte, valores como el cuidado y la salud cobraron importancia: médicos, pedagogos y periodistas recomendaban ampliamente la actividad física, lo cual posibilitó la participación de las mujeres en los deportes. Hacia 1920, París era la ciudad con el mayor número de equipos femeninos. En este mismo periodo, el pintor viajó a París y, como consecuencia de la influencia deportiva, decidió elaborar esta obra. La obra contiene en primer plano a tres jugadoras con camisola roja, pantalones cortos color negro, calcetas negras con líneas rojas y calzado con agujetas; a sus pies se encuentra un balón de cuero. En segundo plano se observa un grupo de futbolistas entrenando frente a un grupo de espectadores. Al fondo se encuentra un grupo de casas bajo un cielo nublado. El cuadro retrata a Jeannette Ivanoff de lado izquierdo, esposa de Zárraga y capitana del equipo de futbol; al centro, Hennrriete Comte y a la derecha, Théresè Renault. Tal como lo indica la descripción ubicada en la parte inferior derecha, las futbolistas fueron integrantes de Les Sportives de París, equipo ganador de la primera copa de futbol femenil disputada en Francia en 1922. Las tres figuras se encuentran de pie y en diferentes posiciones. Jeanette parece conversar con Henrriete, mientras que Théresè es la única figura que confronta al espectador con una mano en la cintura; tal mecanismo compositivo es frecuentemente utilizado con el propósito de adentrar al público en la escena del cuadro. La corporalidad de las jugadoras pareciera no coincidir con sus cabezas, cuyo tamaño y tratamiento es más pequeño y suave en comparación con el grosor de la torneada musculatura de las piernas. El tratamiento de los cuerpos realizado por Zárraga evidencia la búsqueda de los principios clásicos como la belleza ideal y perfección física: las piernas representan la fuerza y el vigor de los personajes, mientras que sus brazos y manos reflejan suavidad y tranquilidad. Esta obra ofrece una nueva imagen de la mujer al representar a tres jóvenes fuetes, atléticas, seguras de sí mismas y modernas.