La Adoración de los Reyes Magos

Pedro González Berruguete fue un pintor castellano que gozó de una buena situación económica e hidalguía bajo el reinado de los Reyes Católicos. Radicó la mayor parte de su vida en su villa natal, donde tuvo su taller. Hacia 1473, viajó a Italia, donde trabajó para el duque de Urbino. Se le considera el precursor del Renacimiento español. Una de las características de su obra es la perspectiva que sitúa la escena en una arquitectura de desnivelada magnitud con respecto a los protagonistas, los cuales resultan de una desproporcionada grandeza. Berruguete ilumina de tal modo la escena que la hace más concreta y compacta. El valor esencial de su arte es su profundo humanismo, ya que todas las figuras encarnan tipos vivos, personajes de una presencia evidente y sólida. Todos se hallan modelados hundiendo los rasgos sobre la esencia de su psicología. La luz es un elemento que es utilizado para aislar y siluetar con vigor los elementos en lugar de cohesionarlos. En esto Berruguete se muestra afín al arte italiano anterior a Leonardo. Su técnica corresponde a la utilizada en la pintura flamenca, y aunque obviamente estudió cuestiones de perspectiva en Italia, posee un estilo personal que se ha confundido con una regresión al Gótico, no obstante, se debe a la individualización de su estilo. Produjo innumerables retratos y pintura religiosa principalmente.La tradición de los Reyes Magos según las fuentes escritas procede del Oriente de Palestina en donde el Evangelio de Mateo y algunos textos patrísticos -san Justino, san Agustín y san Jerónimo- hacen alusión al tema. Mencionan que pertenecían a la casta sagrada de los Medos. La narración evangélica no menciona el número de ellos, y dentro de las diferentes iglesias cristianas sus nombres también varían. Los que vemos representados aquí corresponden a la representación que empezó a estilarse durante el siglo XI, cuando se visten de reyes, llevan coronas y ofrecen los regalos en objetos de orfebrería.La colocación de los personajes en esta tabla es característica de Berruguete, quien los dispuso en primer término de izquierda a derecha, a la Virgen sedente con Jesús, sobre un banco decorado con motivos fitomorfos característicos de la arquitectura gótica, mientras el resto de la ambientación es representativa de las escrituras por su situación de pobreza. Tanto la Sagrada Familia como los tres Reyes Magos están ataviados a la usanza de la época del pintor y están concebidos dentro de un realismo inusual para su época, ya que dejan de tener la posición hierática que aún se usaba entre sus contemporáneos. Es notable la representación de Baltazar quien pareciera morisco, que parece observar al espectador con mirada desenfadada. El dibujo contorneado, acentúa la expresión de los personajes. El paisaje del fondo, tras el arco, tiene un complejo tratamiento de la perspectiva, ya que las proporciones de las figuras humanas son arbitrarias, responden a la tradición flamenca de representación entre infante y adulto, aun cuando la fisonomía de los personajes se acerca más a la pintura religiosa italiana.