La Crucifixión

Marcellus Coffermans fue un extraordinario copista tanto de pintores antiguos como contemporáneos. Su obra está relacionada formalmente con la escuela de Brujas, cuya temática principal era la Crucifixión que, junto con la resurrección, conforma el dogma central del credo cristiano. Asimismo, en diversas obras se limita a recrear o repetir sus modelos o los de otros pintores anteriores a él o contemporáneos. Se trata de una imagen que obedece tanto al lenguaje formal iconográfico de la época como al de la región en que fue elaborada, al tiempo de evidenciar magistralmente el intercambio de convenciones estilísticas efectuado por los pintores del norte de Europa. A ello se debe que la autoría de la pieza haya sido reconsiderada a lo largo de su estancia en el museo. En un inicio se atribuyó a Rogier van der Weyden y luego a Hans Memling, hasta que, en 1969, gracias a un proceso de restauración, se descubrió la firma Coffermans en la parte inferior izquierda. La representación de la Crucifixión se remonta desde el Siglo XI, en donde diversos escritores de este contexto establecieron una liga histórica entre la Creación, la tumba de Adán y el Calvario, por lo que en la obra se ven representados diversos restos óseos al pie de la cruz. La Virgen aparece con el corazón traspasado por una daga, alusión a su dolor.