Retrato de hombre con abrigo de pieles

Pieter Pauwel -Paul- Rubens es considerado uno de los más grandes pintores de Occidente y junto a Rembrandt van Rijn, se le consigna como la cumbre de la tradición artística neerlandesa. Nació en el seno de una familia protestante en Siegen, Westfalia, localidad a la cual habían huído a iniciativa de Rubens padre, a causa de las desaveniencias de carácter religioso en los países bajos. A la muerte del jefe de la familia, ésta regresó a Flandes, donde Pieter Paul optó por bautizarse en el catolicismo. Hacia 1591, en Amberes, el futuro pintor inició su formación profesional. Pasó por varios talleres; fue discípulo de Tobias Verhaecht, después de Adam van Noort y culminó su entrenamiento bajo la tutela de Otto van Veen. En 1600 viajó a Italia para trabajar en la corte del Duque de Mantua. Asimismo se dedicó a estudiar las obras de los antiguos maestros y las distintas escuelas artísticas de dicha península. Regresó a Amberes en 1608 y llegó a convertirse en el autor favorito de soberanos, clérigos y patrones diversos. El quehacer profesional de Rubens no se limitó a su trabajo como director de un prolífico taller, sino también desempeñó cargos de distinta índole, en específico, el de diplomático. Entre 1621 y 1630 la corte de los Habsburgo de España le encomendó diversas misiones, entre las que sobresalen la efectuada para obtener la paz con Inglaterra. después de una intensa y muy prolífica carrera, el pintor murió en Amberes en 1640.Más conocido por su excelente trabajo en obras que abordan temas mitológicos y religiosos, la maestría que Rubens alcanzó como retratista se hace aquí patente. con un cuidado extremo por el detalle, y preocupado siempre por plasmar fielmente el mundo que le rodeaba, el artista logró capturar no sólo los rasgos físicos, sino el ánimo interno del retratado que, sin contactar visualmente al espectador, aparece de tres cuartos, al centro de la composición.Inscrita dentro de la tradición barroca del claroscuro, que se enfatiza con el empleo de colores cálidos y un foco de luz que cae en diagonal, la calidad de esta obra se fundamenta en su realismo, logrado gracias a la sensación táctil que nos brinda el adecuado manejo de las diferentes texturas en rostro, cabello y atuendo.