Pelea de gallos

Pelea de gallos es la octava de diez estampas que aparecen reproducidas monumentalmente en la primera secuencia de la realización cinematográfica Pueblerina (1948) y que sirven de marco para la presentación de los créditos de esta producción dirigida por Emilio Fernández y protagonizada por Columba Domínguez y Roberto Cañedo. Después su colaboración para el filme Río Escondido (1947), esta serie de grabados en linóleo es la segunda contribución gráfica de Leopoldo Méndez que hiciera para las obras dirigidas por el célebre cineasta y en las que también colaboró en reconocido cinefotógrafo mexicano Gabriel Figueroa. Acorde a una línea de realizaciones identificadas con la época de oro del cine mexicano, el guion de Pueblerina, así como las escenas de Figueroa y Méndez son congruentes con una cierta idealización estética de la vida y paisajes del campo mexicano, al tiempo que buscaban representar y exaltar la identidad costumbrista del México rural e indígena. En su trama se narran las vivencias de Aurelio después de cumplir una condena en prisión y regresar a su pueblo, en el que busca encaminar su vida junto a su prometida, Paloma, y el pequeño hijo de ella, fruto de la violación cometida por Julio González, el cacique local caracterizado por Guillermo Cramer. A lo largo de la secuencia, Julio González y su hermano Ramiro buscan a todas luces impedir el restablecimiento de Aurelio en el pueblo al lado de su nueva familia. Esta imagen de Méndez, recreada a partir del guion desarrollado por Mauricio Magdaleno sobre un argumento original del propio Emilio "Indio" Fernández, sintetiza dos de las tres confrontaciones entre Julio González y Aurelio y en las que el protagonista se alza victorioso frente al cacique: una pelea de gallos y una carrera ecuestre, aludida en la estampa por los tableros y machetes dispuestos en un segundo plano y que sirven como marcadores en la competencia entre los dos jinetes. Llama la atención la fecha inscrita la obra, "1949", la cual corresponde al año siguiente de la realización de la película. Si bien es posible que Méndez hubiera concluido el encargo de los grabados en 1949, tal vez se trate de una edición impresa ese año, en el que coincide el estreno de la película.