José Lisorio el minero, por haber sido mal hijo

La vasta producción editorial de la imprenta de Antonio Vanegas Arroyo tuvo varios formatos: hojas volantes, hojas plegadas y cuadernillos. Las hojas fueron el soporte más frecuente para la literatura popular, la narración de eventos sensacionales o de noticias de actualidad y las imágenes de santos. Parte de su atractivo era su bajísimo costo —un centavo, hasta 1913 cuando el precio aumentó a 3 centavos—, así como la facilidad para transportarlo y compartirlo con alguien más. Aunque escasean los estudios sobre su recepción, la opinión generalizada es que los contenidos de estas hojas volantes fueron leídos —o escuchados— por los sectores populares, como lo sugiere su lenguaje, sus temáticas e, incluso, sus imágenes. Esta hoja volante de 1914 reúne varias canciones. Los versos de la primera narran la historia de José Lisorio, un minero que comete el crimen de golpear a su madre, quien lo maldice. Temeroso de que la maldición se cumpla, no quiere trabajar la mina, pero no tiene otra opción: tan pronto entra a la mina, cae y muere. Esta canción, como la mayoría de las notas sensacionalistas, cuenta con una moraleja: la desobediencia y la falta de respeto a los padres puede tener graves consecuencias, un castigo divino. El grabado de José Guadalupe Posada muestra un hombre, vestido de manta y con huaraches, que está postrado en el piso, apoyándose en su brazo izquierdo. Desde ahí, rodeado por nubes de polvo, mira con horror algo que el lector no puede ver, pues esa esquina del grabado fue retirada y, en su lugar, aparece parte del texto. Con seguridad, la placa de este grabado fue reutilizada para ilustrar esta hoja, pues Posada había muerto desde enero de 1913. Sin embargo, las ropas del personaje y su expresión de horror transmiten la preocupación sentida por José Lisorio al entrar a la mina con la maldición de su madre a cuestas. En el reverso, fueron impresas varias composiciones: un vals, una danza napolitana, una danza mora y una despedida —las últimas dos firmadas con las iniciales R. O. —. Destaca el vistoso grabado floral que enmarca la letra del vals "La duda", así como la evidencia del esfuerzo de los editores por incluir la mayor cantidad de contenido en cada hoja volante: "El soldado" fue acomodada perpendicularmente al resto de los textos, aprovechando el espacio en blanco abajo del marco de flores.