Revista Tierra Adentro 52, Crónica

"Género magníficamente practicado entre nosotros", llama Carlos Monsiváis al único, tal vez, que se ha cultivado en todo momento de nuestra historia literaria: la crónica. La crónica inaugura nuestras letras y las enriquece y diversifica hoy en día. Género ambiguo, que puede lindar o confundirse con el artículo, el reportaje, el ensayo y el cuento, la crónica es propicia a cualquier experimento y a posibilidades extremas: edificar la Historia y recrear la vida, sobre todo ahora que han sonado los instrumentos de la destrucción. Presentamos hoy una muestra de la vitalidad de la crónica mexicana: los asedios a nuestras maneras sociales, no por rigurosos exentos de sabor y empeño formal, de Luis González y González; la recreación del mundo maya de hace un siglo que lleva a cabo Paoli Bolio; los inventivos recorridos de Ramírez Heredia, Álvarez, Mejía y Bestard por Campeche, Tampico, Morelia y Mérida; la sabiduría costumbrista de Figueroa; la evocación de La Paz por Coronado; la reconstrucción familiar de la inmigración japonesa de Gómez Nashiki; el Berlín musical de Monsalvo; y el retrato regiomontano de Cruz Vázquez, hablan de versatilidad y búsquedas constantes. Equivalente gráfico del género literario aquí ejemplificando es "Crónicas del motel" de Felipe Ehrenberg, donde el artista se propone capturar la sucesión de los instantes de que se compone el acto mismo de dibujar. Crónica: palabras o trazos sobre el papel o la fijación del tiempo y los objetos en lo que tienen de sucesión. En otro orden, jóvenes de siete estados de la República integran la presente entrega de nueva poesía, al lado de cuentos de Dolores Plaza, Yuri Herrera y Nuria Armengol y de un ensayo de Juan Domingo Argüelles sobre Ramón López Velarde. Particular significación reviste para nosotros la inclusión en nuestro suplemento gráfico de los trabajos ganadores del Gran Premio de Arte Popular correspondiente a 1990. Se trata, en su mayor parte, de realizaciones de miembros de una joven generación de artesanos mexicanos, lo que demuestra que el arte popular sigue siendo una de las manifestaciones más elocuentes de la originalidad y la pluralidad de nuestra cultura. Aquí dejamos constancia, además, de su notable excelencia artística.