El tecolote. 6. Testimonio Musical de México, volumen 18, tomo I

Tecolote ¿de onde vienes? —vengo de la mar volando; Tecolote ¿de onde vienes? —vengo de la mar volando. De miedo del gavilán, de miedo del gavilán, de miedo del gavilán que ya me viene alcanzando, que ya me viene alcanzando. Tecolote ¿qué haces ahí sentado en esa pared? Tecolote ¿qué haces ahí sentado en esa pared? —Esperando a la tecolota, esperando a la tecolota, esperando a la tecolota que me traiga de comer, que me traiga de comer. Estaba un tecolotillo en una rama cantando; estaba un tecolotillo en una rama cantando. Y le responde el armadillo, y le responde el armadillo, y le responde el armadillo: —en la concha me estás dando en la concha me estás dando. Si yo fuera tecolote no me ocuparía en volar; si yo fuera tecolote no me preocuparía en volar. Estuviera en mi nidito, estuviera en mi nidito, estuviera en mi nidito, acabándome de criar, acabándome de criar.

Se trata de un son muy antiguo cuyas coplas se cantaban, por lo menos, desde mediados del siglo XIX. Quizá por su antigüedad esos versos se conocen en gran parte de la República Mexicana con diferentes ritmos. En la interpretación de esta pieza el violín y la trompeta siguen la misma línea melódica, en tanto que la vihuela y el guitarrón se lucen con adornos que están muy alejados de la comercialización.