Divina Pastora

La devoción de la Divina Pastora es de origen popular: si Cristo es le Buen Pastor, su madre, al verla e interceder por el género humano, cumple las funciones de protección y cuidado contra los lobos depredadores, o sea los pecados que atacan a su rebaño.(1) La figura del pastor como símbolo cristiano se remonta a la época de las catacumbas. Antes fue una imagen pagana que los primeros cristianos adoptaron como símbolo de Cristo. (2) El autor de esta obra pintó a la Virgen vestida con túnica roja y, a manera de sobretúnica, una zalea de piel de borrego como la que usan los pastores; sobre estos lleva el manto azul que la identifica. Sobresale también la abigarrada decoración en dorado que recuerda a la pintura cuzqueña. La pintura se complementa con ovejas que aluden a las almas de los fieles; cada una de ellas lleva una rosa en el hocico como símbolo del amor. Dos ángeles sostiene la corona de María como Reina del Cielo, mientras otros portan instrumentos musicales. En la esquina izquierda superior, se ve a san Miguel luchando contra el demonio que pretende llevarse un alma.

1. Jean, Chevalier, y Alain Gherbrant, Diccionario de los símbolos, pp. 804-806.

2. Ibídem.