La espina

Nacido en Guadalajara, Jalisco, Raúl Anguiano consolidó su formación pictórica venida de la Escuela Libre de Pintura en su ciudad natal, siendo ayudante de muralistas de la llamada segunda generación como Jesús Guerrero Galván, ya en la Ciudad de México. Su vena realista es pertinente en la realización de temas revolucionarios y sociales, en los cuales se involucra en su juventud, siendo miembro de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), y fundador del Taller de la Gráfica Popular (TGP). En 1949, Anguiano fue convocado por el renombrado museógrafo Fernando Gamboa, en ese entonces funcionario del INBA, para formar parte de la expedición a la Selva Lacandona para registrar los murales que se habían descubierto en 1946 en Bonampak. En un diario, el pintor recuerda una anécdota vivida con su guía del viaje: "A la vieja María se le clava una espina en un pie; me pide mi navaja y con la punta se la saca. A pesar de que le sangra el pie, se incorpora y sigue caminando." Tres años después pintaría la escena descrita, ejemplificando la forma de esa etnia chiapaneca. Esta obra fue parte de la entrega de obra que Carlos Michaus, jefe de la Oficina de Registro de Obra, INBA, realizó al Museo de Arte Moderno en 1970 para que formara parte de la colección.