El general Díaz se despide de la Nación mexicana

En los últimos meses de 1910, comenzaron a surgir, en todo México, movimientos armados impulsados por el Plan de San Luis, redactado por Francisco I. Madero tras su derrota en la elección presidencial de ese año. En mayo de 1911, los maderistas tomaron Ciudad Juárez, lo que obligó al presidente Porfirio Díaz a negociar con Madero su renuncia y la de su vicepresidente Ramón Corral, el interinato del ministro de Relaciones Exteriores, Francisco León de la Barra, y la convocatoria para nuevas elecciones a corto plazo. Porfirio Díaz renunció el 25 de mayo y el día siguiente salió rumbo a Veracruz, donde el 31 de mayo de 1911, abordaría el buque Ipiranga rumbo a Francia, donde viviría en exilio el resto de su vida. Los dos textos de la hoja volante —seguramente hecha e impresa oportunamente por ser un hecho relevante— narran, en verso y primera persona, los últimos días de Díaz en México. Además de relatar el viaje rumbo al exilio y describir partes de la Ciudad de México, la voz de Díaz expresa sus sentimientos de tristeza y nostalgia por dejar el país que gobernó por más de treinta años. La formación de esta hoja es muy solemne: no se ve la intención de aprovechar hasta el más mínimo espacio para introducir otra canción —como sucede en otros ejemplares— y los márgenes y ribetes son muy elegantes. El busto de Porfirio Díaz, ataviado con su uniforme militar y todas sus condecoraciones, ocupa más de la mitad del frente de la hoja, lo que indica cierto respeto por el presidente saliente.