Revista Tierra Adentro 102, Artes conceptuales

El origen de las artes conceptuales en México –estima Laura de la Mora Martí, quien se ha especializado en su estudio- fue una de las consecuencias de que los integrantes de los colectivos artísticos denominados "grupos" hubieran implementado discursos artísticos riesgosos y de avanzada, así como de que hubieran mantenido actitudes críticas, rebeldes y hasta intransigentes frente a los parámetros convencionales y a los criterios mercantilistas. En consecuencia, las obras conceptuales se caracterizan por la preponderancia que sus autores les conceden a los planteamientos que con ellas manifiestan, ya sea acerca de la realidad o acerca del arte mismo. Por su parte, el artista y crítico Carlos-Blas Galindo ha señalado que junto con el afán de experimentación, los artistas mexicanos de avanzada se abrieron camino, en los años setenta, frente a las inercias de una promoción cultural que llegó a ser hostil a todo aquello que no estuviera institucionalizado. De esos años datan los inicios de las carreras artísticas de Maris Bustamante, Felipe Ehrenberg, Alberto Gutiérrez Chong, Melquíades Herrera, Víctor Lerma, Mónica Mayer, Adolfo Patiño, Eloy Tarciso, Rubén Valencia o Paola Weiss, entre los primeros que plantearon el conceptualismo en México, el cual posee hoy una amplísima nómina de hacedores y múltiples ramificaciones dentro de un arte que no oculta su carácter radical lo mismo en sus expresiones que en sus medios. "Las artes conceptuales –estima Galindo- son vertientes expansionistas de las neovanguardias mediante las cuales los artistas han puesto y ponen en entredicho la artisticidad de su propio quehacer", y se manifiestan en expresiones que han cobrado auge a fines del siglo XX y en vísperas del nuevo milenio, como el performance, los ensamblajes, los montajes, las instalaciones, las artes electrónicas, el arte del video, etcétera, que ya se conciben, en un más allá posconceptual y en un futuro inmediato, como los dominantes en el ámbito cultural, "no porque sustituyan a otras, tenidas por anacrónicas, sino porque son las que mejor responden a los requerimientos de la época, amenazada de nueva cuenta por el decorativismo y por la vacuidad". Es previsible, desde luego, que el flujo del arte actual no se detenga en ese punto sino que, a su tiempo, sea complementado, y aun contrarrestado, por nuevas artes alternativas en el próximo siglo. Atentas a la actualidad del quehacer cultural nacional, las páginas de Tierra Adentro han convocado, en el presente número, a diversos artistas y críticos de las artes conceptuales a fin de reflejar sus experiencias y sus propuestas, dentro de un diálogo y acaso una discusión en torno del pasado, el presente y el futuro del arte en México. Agradecemos a Laura de la Mora Martí, coordinadora, en este número, del cuerpo de colaboradores sobre dicha temática, su entusiasmo y su acontecimiento en el ámbito conceptual, uno de los más dinámicos y vigorosos de nuestra cultura contemporánea.