Corrido de Valentín de la Sierra. 33. Testimonio musical de México, volumen 61

La intransigencia del clero al no acatar algunos preceptos constitucionales; el izamiento de la bandera rojinegra en la catedral metropolitana por los obreros, el 1° de mayo de 1921; los atentados dinamiteros a los templos del país; la expulsión de sacerdotes y del delegado apostólico; la consignación que hizo Obregón del Congreso Eucarístico, celebrado anticonstitucionalmente en México en octubre de 1924, y el fracasado boicot comercial contra el gobierno, decretado por la Liga de Defensa Religiosa, encendieron la furia de los fanáticos y envenenaron los ánimos entre la Iglesia y el Estado.A partir de entonces abundaron los catolífagos y, por si fuere poco, las aprehensiones y los fusilamientos se multiplicaron en gran parte del país, sobre todo a partir del 13 de noviembre de 1927, cuando, a su paso por Chapultepec, una bomba estuvo a punto de volar el carro en que viajaba el presidente electo Álvaro Obregón con algunos de sus íntimos.Poco después serían aprehendidos y fusilados el sacerdote Miguel Agustín Pro, su hermano Humberto, Juan Tirado Arias y el ingeniero Luis Segura Vilchis. La muerte del jesuita zacatecano no tardó en ser vengada. Manuel Trejo puso en manos del magnicida el arma que bendijo el padre Aureliano Jiménez y con la cual José León Toral finiquitó, en La Bombilla, al último reeleccionista.Antes de ocurrir estos hechos y en el momento de ser estrictamente aplicada la ley de cultos, muchos sacerdotes amonestados lanzaron exabruptos contra el gobierno en los sermones dominicales, provocando enfrentamientos en Michoacán, Oaxaca, Puebla y Zacatecas, donde no faltaron fanáticos dispuestos a morir en una guerra santa.Fue así como en la parte occidental de Zacatecas, el entonces teniente coronel Aurelio Robles Acevedo –organizador de la brigada Quintanar y del regimiento Valparaíso–, en unión de “Basilio Pinedo, Jesús Pinedo, José Pasillas, Candelario Pinedo, Ignacio Pinedo, Florencio Jaso, Valente Carrillo, Cirilo Tabullo, Vicente Sánchez, Francisco Sánchez, Plácido Sánchez, José Sánchez, Casimiro Sánchez, Santiago Sánchez, Miguel Alemán, Pedro Muñoz y Gertrudis Cárdenas”, formó el pie veterano de las guerrillas cristeras en el país y se lanzó a la lucha el domingo 22 de agosto de 1926.