La hamaca

Originario de San José, Costa Rica, Francisco Zúñiga ingresó a la Escuela de Bellas Artes de San José en 1927, al mismo tiempo que trabajó en el taller de esculturas religiosas de su padre, donde aprendió la talla en madera. Hacia 1936 viajó a México con el objetivo de ampliar sus estudios en la Academia de San Carlos bajo la enseñanza del pintor Manuel Rodríguez Lozano. Después de una extensa producción de obras de carácter público y monumental, como La fuente de las Ninfas y Físicos Nucleares en el parque de Chapultepec, Zúñiga centró su producción en pequeño formato a fines de la década de los cincuenta. La Hamaca forma parte de este periodo cuyo fin fue la integración del volumen con la forma: el juego entre lo cóncavo y lo convexo, la multiplicación de perspectivas y la textura, generando así la sensación de movimiento. La obra de Zúñiga siempre estuvo influenciada por dos factores: la representación de un México mestizo a partir del estudio de las culturas prehispánicas y el dinamismo en las posturas corporales adquirido a través de los principios escultóricos del francés Auguste Rodin, lo que define su estilo dentro de la semiabstracción; en este caso se manifiesta a través de los rasgos del rostro, así como en el tratamiento de la corporalidad y la postura horizontal de la figura. En 1957, la obra fue premiada en el Salón Anual de Escultura.