Banquete ofrecido al general Antonio León en Oaxaca

Este importante mural fue realizado por el maestro David Alfaro Siqueiros (1896-1974) quien trabajó en esta obra desde 1957 hasta 1960 y después, en 1966. Al pintor se le sugirió que tratara en su obra la Revolución Mexicana y el porfirismo, con la libertad de elaborar el proyecto teórico de acuerdo con su voluntad creadora. Siqueiros investigó de manera exhaustiva antes de iniciar la etapa pictórica, incluso fue auxiliado por especialistas. El trabajo se inició en una pequeña sala separada por un muro de otro salón; posteriormente se integraron los dos. Cuando el maestro estuvo preso por posturas ideológicas y políticas la ejecución del mural se suspendió, pero fue reiniciada cuando se le otorgó libertad condicional en 1966; la inauguración se realizó el 19 de noviembre de ese mismo año. La obra abarca el periodo de 1906 a 1914. En el cuerpo del fondo, del lado derecho podemos observar al general Porfirio Díaz rodeado de su gabinete; con actitud de desprecio y despreocupación pisa la Constitución de 1857. Al lado derecho de Díaz se representa el poder militar con Victoriano Huerta, y al otro lado José Yves Limantour, secretario de Hacienda y líder de grupo llamado "Los Científicos", evoca la política prevaleciente. Así se simboliza la instauración de un poder de más de 30 años violando las leyes mexicanas. Esta sección ilustra también la decadencia del porfirismo: las bailarinas del can-can entretienen a los burgueses y aristócratas mientras el pueblo vive sumido en la esclavitud y la ignorancia. El resto del enorme mural se dedicará a exaltar hechos de la Revolución Mexicana. Recorriendo la mitad hacia la izquierda vemos cómo los sombreros de copa del gabinete porfirista se van perdiendo entre los sombreros de los Rurales, organismo de represión política que acude en auxilio del capitalista William C. Greene, dueño de la fábrica de Cananea, quien se debate por la bandera mexicana con Fernando Palomares, miembro distinguido del Partido Liberal Mexicano. Esta importante sección plasma la lucha prerrevolucionaria a través de la huelga de Cananea ocurrida en 1906. Atrás de Palomares el pueblo lo apoya y da la sensación de estar a punto de entrar en la lucha. Entre los Rurales aparecen: el gobernador del estado de Sonora en esa época, Rafael Izábal, quien es el primero en orquestar la represión contra los obreros; Luis F. Torres, que también ocupó el cargo y fue una de las personas más reconocidas del norte del país, y Filiberto Barroso, presidente municipal de Cananea. Todos ellos se ocultan detrás de los Rurales, temerosos de la fuerza del pueblo enardecido. También se hallan algunos Rangers junto con los Rurales, éstos eran policías estadounidenses que fueron llamados para sofocar la rebelión y entraron impunemente al territorio nacional en defensa de los gobernantes y patrones. Los líderes huelguistas Manuel M. Diéguez, Esteban Baca Calderón y Plácido Ríos cargan a un obrero muerto, víctima de la represión, que incita los ánimos de los oprimidos a seguir luchando. Junto a ellos, coronados por la bandera roja y negra –símbolo de la huelga–, se ven algunos de los precursores políticos e ideológicos de la Revolución. Junto a este pasaje observamos a los ideólogos que anteceden a los fundadores del Partido Liberal Mexicano; encabezan esta sección Carlos Marx, creador del socialismo científico, Miguel Bakunin, padre del anarquismo y Pierre J. Proudhon, representante del socialismo utópico. Sus ideas influyeron a los pensadores mexicanos que impulsaron a una transformación social. Entre ellos destacan los miembros del Partido Liberal Mexicano: Ricardo Flores Magón, Lázaro Gutiérrez de Lara, Práxedis Guerrero, Eugenio Alzate, Anselmo Figueroa y Antonio Díaz Soto y Gama. También se ubican aquí algunos periodistas y dibujantes que se opusieron al régimen de Díaz: Filomeno Mata, Adolfo de la Huerta, Jesús Martínez Carrión, Santiago Rojo de la Vega y José Guadalupe Posada, así como otros personajes que participaron de diferentes maneras en el surgimiento de la rebelión armada de 1910. Sus rostros se van perdiendo entre la multitud de sombreros, indicando así que el pueblo mexicano, campesinos y obreros, se funden en la lucha por su liberación. En el muro izquierdo se encuentran las fuerzas populares formadas por villistas, zapatistas y constitucionalistas; los soldados del centro representan estas fuerzas y se distinguen por los sombreros que portan. En el segundo plano, de izquierda a derecha, aparece Francisco I. Madero con los principales luchadores revolucionarios: Aquiles Serdán, Francisco Coss, Venustiano Carranza, Otilio Montaño, Emiliano Zapata, Eufemio Zapata, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Rafael Balbuena, Francisco Villa, Lucio Blanco y Salvador Alvarado. La participación de la mujer se encarna en Margarita y Rosaura Ortega, ambas miembros del Partido Liberal Mexicano. En el segundo cuerpo vemos una sección de las más interesantes en el sentido técnico. El caballo adquiere una fuerza y un movimiento difícilmente logrado en la pintura. La hilera de muertos encabezados por el teniente coronel Leopoldo Arenal, suegro de Siqueiros, es una evocación del millón de hombres que dieron la vida para derrocar la dictadura porfirista y la usurpación de Victoriano Huerta. La formación de los mártires revolucionarios enfila el camino que conduce a la patria hacia el porvenir. En contraste con esta hilera, del otro lado del muro, vemos una figura muerta –petrificada– en medio de piedras y rocas, es Porfirio Díaz. Como cierre del mural Siqueiros reprodujo frases alusivas a la Revolución pronunciadas por ideólogos y políticos de esta época.