Leopoldo Méndez
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Una parte significativa de la obra de Leopoldo Méndez se inscribe dentro los cánones artísticos de representación que se convirtieron en una identidad hegemónica dentro de la cultura visual del México posrevolucionario. En este imaginario y ruta fue decisiva la aportación de la industria del cine mexicano durante la denominada "época de oro", particularmente con la proyección idealizada del mundo indígena y rural de nuestro país. El fundador del Taller de Gráfica Popular colaboró en distintas producciones cinematográficas al realizar varias series de estampas que sirvieron de cortinillas o fondos para la presentación de los títulos y créditos. En esta línea se distinguen las series de grabados en linóleo realizadas para varias obras capitales de Emilio "Indio" Fernández: Río Escondido (1947), Pueblerina (1948) y Un día de vida (1950). Cuenta también la serie de estampas para La rebelión de los colgados (1954), filme cuya dirección inició Fernández y concluyó Alfredo B. Crevenna, así como la realizada a partir de tallas en placas de madera para la película El rebozo de Soledad (1952), dirigida por Roberto Gavaldón. En todas estas producciones fílmicas destaca el depurado trabajo fotográfico de Gabriel Figueroa, cuyas escenas guardan plena empatía estética con las escenas monumentales, "murales fugaces" , del grabador mexicano. De acuerdo con Carlos Monsiváis, estas estampas "son grabados excepcionales realizados a partir de la lectura de los guiones y no de la versión última de las películas, lo que explica que en varios de ellos representen escenas no incluidas o filmadas de manera distinta" . Esta escena es la séptima de diez, de acuerdo al orden de aparición de los créditos al inicio de Pueblerina, una de las obras más reconocidas y premiadas del Emilio Fernández. Se trata de una escena bucólica, en plena correspondencia con los paisajes representados por la lente de Figueroa, en la que los personajes de la película, "Paloma" y "Aurelio", caracterizados por Columba Domínguez y Roberto Cañedo, marchan en carreta acompañados por el hijo de ella, interpretado por Ismael Pérez "Poncianito". En primer plano se proyecta la sombra de un inmenso nopal; detrás, marcha hacia el horizonte el vehículo tirado por dos bueyes sobre una irregular vereda que bordea una milpa recién cosechada. Es notable, como en muchas de las obras de Méndez, la impecable talla que procuró en sus grabados en linóleo, la cual dota a la imagen de una gran variedad de contrastes, luces, sombras y volúmenes. Esta factura, realizada por medios punzocortantes, nos permite advertir el depurado oficio de Leopoldo Méndez, así como su capacidad para realizar impecables composiciones de orden monumental dentro una línea realista y de gran fuerza expresiva. Llama la atención la fecha inscrita la obra, "1949", la cual corresponde al año siguiente de la realización de la película. Si bien es posible que Méndez hubiera concluido el encargo de los grabados en 1949, tal vez se trate de una edición impresa ese año, en el que coincide el estreno de la película.
Ficha Técnica | |
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Título | Fugitivos |
Creador | Leopoldo Méndez |
Fecha | 1949 |
Tipo de objeto | Gráfica |
Institución | Museo Nacional de la Estampa |
Colección | Obra gráfica |
Dimensión | 42 cm Ancho |
Formatos disponibles | JPG |
Técnica | linóleo |
Media | Imagen |
Derechos | Reservados |
Declaración de uso | Restringido |
Identificador | oai:mexicana.cultura.gob.mx:0013402/0000152 |
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