El niño de un jeme (cuento)

La segunda mitad del siglo XIX es considerada la "época de oro de la literatura infantil", pues en las ciudades más importantes del mundo occidental floreció la impresión de libros ilustrados dirigidos a este público. La Ciudad de México no se quedó atrás y el taller de Antonio Vanegas Arroyo, fundado en 1880, se dio a la tarea de publicar libros para niños, desde manuales de magia y prestidigitación hasta cuentos tanto de tradiciones nacionales como extranjeras. Los cuentos infantiles, editados por Vanegas Arroyo, tenían cubiertas impresas en rojo y negro, diseño que las diferenció de otras colecciones. Un jeme es una medida de longitud que abarca la distancia que hay entre la punta del pulgar hasta la del índice, cuando se separan lo más posible. Así, el protagonista de este cuento es un valeroso niño que mide un jeme, a la manera del Pulgarcito de Perrault. En la portada se puede ver a un pequeño niño, vestido como jinete y montado en una rata blanca, que está ensillada. Este niño, empuñando en lo alto su espada, parece amenazar o retar a un sapo. A las espaldas del pequeño jinete, aparecen varios árboles que nos hacen pensar que la escena tiene lugar en un bosque. Desafortunadamente, no contamos con las hojas interiores del cuento, por lo que desconocemos detalles sobre las ilustraciones y la narración. Sin embargo, todo parece indicar que el niño de un jeme compartía con otros protagonistas de los cuentos de Vanegas Arroyo las virtudes del valor, la generosidad y la caridad, lo que irremediablemente le garantizaba triunfar sobre todos los obstáculos que pudiera encontrar.