Porfirio Díaz

Entre 1942 y 1943 Leopoldo Méndez y algunos de sus colegas del Taller de Gráfica Popular (TGP) colaboraron activamente en la creación de imágenes para ilustrar distintas publicaciones en torno al conflicto bélico que sacudía al mundo, en contra del nazismo y afines a la causa soviética y sus aliados. Fue el caso de la célebre edición colectiva El libro negro del terror nazi en Europa, publicado por la editorial El Libro Libre, fundada por una agrupación de exiliados alemanes establecida en México: Alemania Libre. La edición patrocinada por los entonces presidentes de México, Perú y Checoeslovaquia ―Manuel Ávila Camacho, Manuel Prado y Edvard Beneš, respectivamente― reunió la participación de redactores, artistas, editores y escritores de México y otros países de América y Europa. En la obra se reprodujeron en total seis imágenes de Méndez, entre estampas y dibujos.Para 1943, Méndez haría también un grabado en madera para la portada de una de las obras emblemáticas de la exiliada judía y comunista alemana Anna Seghers, quien también colaboró en El libro negro del terror nazi en Europa: La séptima cruz (Das Siebte Kreuz).En mayo de ese año apareció también el libro del periodista de origen judío y escritor ruso, Ilyá Ehrenburg, titulado Muerte al invasor. Crónicas de guerra 1941-1943, el cual fue prologado por su amigo, el escritor chileno Pablo Neruda, y publicado por la casa editorial La Lucha de la Juventud. Como cronista de guerra en el periódico del ejército soviético, Estrella Roja, Ehrenburg documentó en múltiples medios el holocausto en los campos de concentración y el acontecer de la Segunda Guerra Mundial, al tiempo de promover en sus textos un fuerte y beligerante tono anti-nazi. La edición abarca quinientas nueve páginas con ciento cincuenta y dos artículos y múltiples ilustraciones, primordialmente de artistas soviéticos. Once de ellas fueron obras de los artistas asociados al Taller de Gráfica Popular: Leopoldo Méndez Gabriel Fernández Ledesma, Xavier Guerrero, Luis Arenal, Robert Mallory y Francisco Mora. Sin embargo, una de estas destacaría por haber sido facturada exclusivamente para el libro, en tanto que las demás fueron grabados y litografías realizadas previamente: se trata del retrato de Ilyá Ehrenburg, un grabado en madera de la autoría de Leopoldo Méndez, el cual fue reproducido en la página siete de la publicación.El género del retrato cobró un lugar protagónico en la obra del grabador mexicano. Sus imágenes inscritas en este rubro son evidencia de la predilección que guardó Méndez por este género artístico y son admirables tanto por las cualidades realistas y gestuales que procuró en la representación, como por el depurado oficio que empleó en su realización, bien hayan sido dibujados sobre una piedra o en papel, pintados en un lienzo o en un muro, o tallados en el linóleo o en placas de madera. Pruebas de ello son su célebre autorretrato en Lo que puede venir (1945) y las caracterizaciones de figuras históricas como Zapata, Francisco Villa, Madero y Juárez; José Stalin, Antonio Gramsci y el mariscal Semión Timoshenko; Calles y Porfirio Díaz… Cuentan también los retratos de sus colegas y amigos, así como los de sus hijos, Pablo y Coca, y el multi-reproducido Homenaje a José Guadalupe Posada, de 1956.El Retrato de Ilya Ehrenburg denota una impecable factura, advertible en los volúmenes recreados a partir de las luces y sombras que genera la alternancia de incisiones en la madera. Además, su encargo y realización se inscriben congruentemente en una de las líneas de acción propagandística que impulsó el Taller de Gráfica Popular, en un momento que requería la atención pública frente a los dramáticos acontecimientos que marcaron al mundo durante la Segunda Guerra Mundial.