FLORES Y COLORES
A lo largo de la historia, todas las regiones y por ende los pueblos, han expresado y representado su cultura por medio del color como testigo significante de sus ritos. Desde Pompeya hasta nuestra América, la forma en que se apropian los colores tiene que ver con la manera en que interactúan con sus manifestaciones sociales, ritos, carnavales, etc., construyendo un sistema cultural propio y característico de cada región, supeditada a las condiciones naturales que la geografía y el clima permite.
Figurilla en forma de flor pintada en color azul.
Museo Nacional de AntropologíaEl color siempre ha sido importante en la cultura mexicana. Desde los primeros testimonios y registros de los poblamientos en la región , el color ha sido elemento imprescindible, tal y como se puede ver en las pinturas rupestres, donde se da el primer proceso para extraer color de los recursos propios, fueran tierra, flores o insectos.
Tío vivo o carrusel de caballitos. Juan Cesarino Rivera
Museo Nacional de Culturas PopularesCandelabro con ofrendas. Alfonso Castillo Orta.
Museo Nacional de Culturas PopularesSin lugar a duda México se sitúa en un lugar privilegiado a nivel geográfico, en una zona donde la tierra es capaz de sorprendernos con el abanico de colores que de ella emana y que alberga a las especies más coloridas; este entorno en que vivimos determina nuestra forma de ver el mundo y de representarlo. Los antiguos mexicanos concibieron un mundo colorido que supieron representar en las más variadas expresiones. Ya sea en un lienzo de piedra o tela, los colores han sido perpetuados en diferentes formas orgánicas, principalmente las flores. Con el paso del tiempo, el color siguió vibrando de las más diversas maneras, en un bordado, en una pintura, en un plato, en los trajes típicos, en un penacho o en un canto, por mencionar sólo algunas de sus múltiples representaciones.
Rojo Mexicano: La grana cochinilla en el arte, Programa de radio "Esas Cosas del Arte, programa 128"
Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura
Las flores, los insectos y la fauna marina, junto con las técnicas milenarias de los antiguos mexicanos, dieron origen a una gama sofisticada de colores donde destaca el azul maya o el rojo que se obtiene de la grana cochinilla.
Una de las deidades más representativas del panteón mexica es Xochipilli, príncipe de las flores y de los cantos, binomio cultural fundamental en el México prehispánico, que se hace presente también en la poesía y en esa compleja expresión in xóchitl, in cuícatl, "al menos cantos, al menos flores".